El Aprendizaje del Sueño Lúcido I. Primer paso: Recordar los sueños
Hablando en términos generales, quienes quieren recordar sus sueños
pueden hacerlo y aquellos que, por el contrario, no desean hacerlo, no
suelen recordarlos. A ciertas personas les basta simplemente con tener
la intención de recordar y con ser plenamente conscientes de esta
intención antes de acostarse. Un modo eficaz de fortalecer esta decisión
consiste en tener un diario de sueños sobre la mesa velador e ir
anotando en él, apenas nos despertemos, todos los pormenores que podamos
recordar de nuestro sueño. Cuantos más sueños apuntemos, más fácil nos
será recordarlos. Por otra parte, la lectura de este diario puede
procurarnos el beneficio adicional de ayudarnos a comprender la
verdadera naturaleza de nuestros sueños y contribuir, de este modo, a
reconocerlos con más facilidad en el mismo momento en que están
aconteciendo.
Un método infalible para aumentar la capacidad de recordar los
sueños consiste en habituarnos a preguntarnos «¿Qué es lo que he
soñado?» cada vez que nos despertemos. Éste debería ser nuestro primer
pensamiento cada vez que nos despertáramos, sin renunciar ante la
primera tentativa sino permaneciendo totalmente inmóviles y
concentrados, perseverando pacientemente en el intento hasta lograr
recordar el sueño.
Como ocurre con cualquier otro proceso, el aprendizaje de la
capacidad para recordar los sueños constituye un proceso, en ocasiones,
lento. Debido a ello, es muy importante no desalentarnos en el caso de
que las primeras tentativas no se vean coronadas por el éxito. A la
larga, quien persiste en la práctica termina obteniendo resultados
evidentes.
Es importante mejorar el recuerdo de los sueños porque es imposible tener un sueño lúcido sin recordarlo.
II. Inducción al Sueño Lúcido
Hay muchísimas técnicas distintas para llegar a tener sueños
lúcidos. La más frecuente (y única que trato aquí) consiste en comenzar
teniendo un sueño común, darse cuenta por algún motivo que se está
soñando, y a partir de ese momento entrar en estado de lucidez. Este
tipo de experiencia se llama DILD (Dream Induced Lucid Dreams)
justamente porque comienza en un sueño. Esta es la que la mayoría de la
gente, sin entrenamiento alguno, logra al menos una vez en la vida
espontáneamente.
Para inducirlos el primer paso es practicar el ejercicio de recordar
los sueños al despertar (tal y como explicábamos en el anterior punto).
Si nos levantamos apurados por entrar en nuestras obligaciones diarias,
poco éxito podemos tener en lograr sueños lúcidos. Por eso conviene
despertarse poco a poco, tratar de no abrir los ojos en seguida,
recordar los sueños lo mejor que podamos, con todos los detalles
posibles, y anotarlos.
En la noche, antes de dormir, conviene decirse - e incluso anotar -
qué es lo que uno desea hacer cuando adquiera lucidez, e ir a dormir con
la intención de lograrlo. Repítete con convicción “me daré cuenta de
estar soñando”. El simple hecho de desearlo es suficiente como para
proporcionarnos un punto de partida.
El siguiente paso es estar siempre atentos a las señales de los sueños mediante chequeos de realidad.
III. Test de Realidad
En los sueños pasan cosas muy raras, cosas que por sentido común
deberían delatarnos que estamos soñando. Pero a pesar de ello la mayoría
de las veces somos incapaces de darnos cuenta. Tomamos todo como viene,
creyendo que los acontecimientos más inverosímiles son verdaderos y al
despertar nos preguntamos: “¿Como no me di cuenta de que era un sueño?
¡Era tan obvio!”
Si ante determinadas situaciones nos acostumbramos a preguntamos si
estamos soñando durante el día -en la vigilia-, con el tiempo nuestro
cerebro se programa también para hacerlo durante la noche -mientras
efectivamente estamos soñando-. Varias veces al día conviene hacerse
esta pregunta, entrenando al cerebro para hacerlo en todo momento.
El simple hecho de acostumbrarse a autoformularse esta pregunta es
un paso elemental si se desea tener sueños lúcidos. La respuesta, cuando
es negativa, suele ser automática: La realidad es contundente y cuando
estamos en ella sabemos darnos cuenta con facilidad de que no es un
sueño. Pero por el contrario, cuando estamos en el sueño no es tan
automático. El hecho de dudar sobre la respuesta, nos da una pauta de
que debe ser un sueño, porque en la realidad casi siempre nos damos
cuenta en seguida de que no lo es. Podemos hacer entonces, para no tener
ninguna duda, alguna de las siguientes pruebas:
* Intentar atravesarnos la palma de la mano con un dedo de la otra mano.
* Intentar volar.
* Mirar con detalle las cosas, especialmente los bordes. Si son borrosos se trata de un sueño.
* Mirar el reloj, o intentar leer algo. Si las letras y números cambian es un sueño.
* Encender una luz o activar un aparato y ver si reaccionan de forma extraña.
* Atravesar con nuestra mano una pared o cuerpo sólido.
* Movilizar objetos con la mente, o hacer aparecer algo.
Estas pruebas no sólo nos ayudan a determinar que estamos en estado
de sueño y no de vigilia, sino que también sirven para “convencernos” de
que estamos soñando y aumentar nuestra lucidez.
Es posible que le tome al menos una o dos semanas antes de tener su
primer sueño lúcido, así que no se desespere. Recuerde también que su
primer sueño lúcido probablemente sea muy corto y un tanto confuso.
Eventualmente sus sueños lúcidos aumentarán en duración y frecuencia, al
igual que se incrementará el control que usted tiene sobre los mismos.
IV. Qué se puede hacer
Una advertencia: Se deberá tener un propósito claro para los sueños
lúcidos cuando se vaya a dormir. En otras palabras, cada noche se debe
considerar qué se quiere hacer cuando se tenga un sueño lúcido, y
seleccionar una cosa. En el mundo onírico las posibilidades son
infinitas, pero aquí tienen varías ideas de lo que podrían intentar.
* Volar
* Atravesar muros o espejos
* Movilizar objetos con la mente
* Cambiar el entorno/paisaje
* Hacer aparecer/desaparecer gente y objetos
* Resolver problemas matemáticos simples
* Leer y recordar una vez despierto lo que se leyó
* Recordar durante el sueño algo que se propuso antes de dormirse
* Metamorfosear
* Tener sexo (difícil, pues la excitación provoca el despertar)
A veces, a pesar de ser conscientes de estar soñando seremos
incapaces de manejarlo a nuestro antojo. En esos casos hay varias cosas
que podemos hacer para aumentar nuestro control, como dar órdenes en voz
alta (”¡Que esta persona desaparezca ya!” “¡Quiero volar!”) y sobretodo
tener fe. Si estamos convencidos de que podemos hacer algo, podremos:
“Este es mi sueño y yo tengo el control”.